Porque a veces no nos percatamos de que las mejores cosas de la vida son las cosas pequeñas: entenderse bien con uno mismo, y dibujar constelaciones con la gente que te quiere. El mejor final no siempre comienza con un buen principio.
Porque a veces no nos percatamos de que las mejores cosas de la vida son las cosas pequeñas: entenderse bien con uno mismo, y dibujar constelaciones con la gente que te quiere. El mejor final no siempre comienza con un buen principio.